- Ave.
- Nombre científico: Spheniscus mendiculus.
- Nombre en inglés: Galapagos penguin.
- Alimentación: peces pequeños, diversos crustáceos, sardinas, camarones y salmonetes.
- Vive hasta 20 años.
- Tamaño de entre 20 y 49 centímetros de alto y un peso de 2.5 kilogramos
- Depredadores: culebras, cangrejos, búhos, focas, lobos marinos, tiburones (además: perros, gatos y ratas).
Pingüino de Galápagos, maravilla de la adaptación
Cuando pensamos en pingüinos, lo primero que se nos viene a la cabeza son las gélidas aguas del antártico. Pero es muy poco conocido que esta especie se puede encontrar en aguas más cálidas, tal es el caso del pingüino de Galápagos.

Su nombre científico es Spheniscus mendiculus y es el único que se puede encontrar en el Ecuador. Se considera que son aves subantárticas.
Su presencia en esta zona del mundo se debe a que las condiciones del mar son las más aptas para hallar los nutrientes suficientes para su desarrollo y esto se debe a que convergen varias corrientes marinas, sobre todo las corrientes frías de Humboldt y Cromwell.
Estas especies endémicas de las Islas Galápagos se encuentran principalmente en grutas cercanas al océano sobre la zona oeste, principalmente en las islas Isabela y Fernandina; en islas como Bartolomé, Santiago y Floreana, las encontramos en menor número. Su población no supera los mil ejemplares, he ahí la razón de que sea una especie rara a nivel mundial.
Como muchos animales propios de zonas tropicales, el pingüino de Galápagos, después de los pingüinos azules, son los más pequeños, con un tamaño de entre 20 y 49 centímetros de alto y un peso de 2.5 kilogramos.
Pero existe una excelente razón para que sean pequeños y es que, al ser el mar de Galápagos una zona de fuertes cambios de temperatura, provoca que en ciertas temporadas del año los nutrientes bajen de nivel, reduciendo la cantidad que deben consumir los pingüinos.
Este fenómeno se debe a las corrientes cálidas que llegan del hemisferio norte, durante su invierno y a las corrientes australes con sus aguas frías, siendo las mismas corrientes que trajeron a los ancestros de los actuales pingüinos del Archipiélago.
Características
Al llegar a las Islas Galápagos, los pingüinos debieron adaptarse a su nuevo hábitat, porque es bien sabido que las altas temperaturas pueden ser letales para esta especie. Es por esto que su sistema circulatorio, también llamado «sistema contra corriente«, cuenta con una red de arterias que ayudan a bajar su temperatura a través de sus axilas, piernas y rostro.
Su plumaje es liviano pero fuerte y va desde el color negro, pasando por el gris y el blanco, distribuidos por todo su cuerpo. El color gris predomina en los pingüinos más jóvenes, en los bebés solo aparece una fina capa de plumas que les sirven para protegerlos del sol, pero no del frío.
En cuanto a tamaño, las hembras son relativamente más pequeñas, el cuerpo es redondo, casi ovalado para adaptarse al agua y sus aletas están diseñadas para darle mejor movilidad bajo el agua.
En ciertas partes del mundo, sobre todo de habla inglesa, lo llaman Jackass (burro) ya que su canto tiene gran similitud con el rebuznar de este mamífero.
Al igual que el cormorán, no tiene habilidades para volar pero sí para nadar, aunque no se aleja mucho de la orilla como un método de supervivencia que le garantiza disfrutar de aguas con temperaturas de 15 grados Celsius y alimento suficiente para vivir.
Pero la adaptación de esta pequeña ave no fue solo a nivel físico, también debieron hacerlo en su comportamiento. Un ejemplo es su forma de caminar con las aletas arrastrándose en el suelo y la espalda arqueada hacia adelante como forma de prevenir el calor en sus patas. Además, jadean para ventilar su garganta. En las noches frías tienden a dormir con las aletas extendidas, se cree que es para conservar el calor corporal.
Son animales madrugadores, con la salida del sol ellos empiezan su jornada buscando alimento, jugando en el agua, cubriendo las necesidades de sus crías y socializando con el resto de miembros de la colonia para, al final del día, regresar a sus nidos o madrigueras.
Estos animales tienden al sedentarismo y se mantienen cerca de sus colonias en un rango de cinco kilómetros, lo que lo lleva a ser una especie que mantiene relaciones estrechas con el resto de su grupo y así apoyarse durante los periodos de reproducción.
Respecto a sus nidos, son muy territoriales, utilizan sus aletas, picos y sonidos extraños para ahuyentar incluso a sus propios compañeros si tratan de invadirlos. Esto es comprensible ya que por su pequeño tamaño, depredadores como las culebras, cangrejos, focas, búhos, tiburones y más, ponen en peligro a al pingüino de Galápagos.
A pesar de esa cualidad sedentaria también existen las mudanzas, mismas que se realizan con un mes de anticipación y les toma de trece a quince días. Lo realizan un promedio de dos veces por año; durante este proceso, no entran al mar a buscar alimento, ya que la mudanza en sí les representa hasta un 40% de pérdida de peso, que por su fisionomía pueden recuperar fácilmente cuando terminan esta tarea.
Aunque ya mencionamos que el pingüino de Galápagos puede ser muy territorial, no se debe pensar que esta especie es violenta. Al contrario, para ellos es muy importante el trabajo en equipo, incluso con otras especies de su entorno con el fin de mantener el orden y así aumentar las estrategias de protección en la colonia.
Ya se dijo también que suelen hacer sonidos extraños cuando se encuentran con posibles intrusos y depredadores. También son excelentes comunicadores cuando se trata de identificar a compañeros y crías o demostrar su estado de ánimo, haciendo uso de sus cuerpos a través de movimientos y sonidos poco escandalosos.

Alimentación del pingüino de Galápagos
Sin alejarse demasiado de la costa ni bucear muy profundo, esta especie es excelente cazando bajo el agua. Por lo general se colocan bajo su presa de manera cautelosa, ya que es la posición idónea para una excelente visión. Esto se debe a que sus ojos se encuentran ubicados en el rostro de manera peculiar.
Las corrientes frías determinan sus hábitos alimenticios, pero sus presas predilectas son los bancos de peces pequeños, aunque también se alimentan de diversos crustáceos, sardinas, camarones y salmonetes; estos últimos los consumen si no encuentran el resto de presas que les otorgan los nutrientes que necesitan.
Reproducción
La edad de madurez sexual del pingüino de Galápagos varía entre macho y hembra. Los primeros la alcanzan entre los cuatro y seis años, las segundas entre los tres y cuatro años, siendo una edad temprana en ambos sexos, tomando en cuenta que la esperanza de vida de esta especie es de veinte años.
Los pingüinos son conocidos por ser monógamos en su edad adulta, así que son los jóvenes solteros los que se esmeran en el ritual de apareamiento con sonidos y movimientos que llaman la atención de la hembra.
Luego de la cópula es normal que el compañero acompañe a la hembra hasta el alumbramiento, luego ellos se hacen cargo del cuidado de los polluelos hasta el tercer mes, que es cuando estos pueden ir al agua.
En cuanto a la anidación, evitan hacerlo durante la temporada del fenómeno de El Niño, ya que el alimento escasea y pone en peligro al padre en su misión de cuidar a la cría. Además, en esta etapa no gustan de los grupos, pueden acompañarse entre un máximo de tres parejas.
Son capaces de incubar hasta dos huevos en un lapso de cuarenta días. En el caso de que el sol esté muy fuerte, protegen los huevos en grietas en el suelo, mismas que son construidas en los meses de enero y mayo, tomando una distancia prudente del mar.
En peligro de extinción
Actualmente esta especie emblemática de las Islas Galápagos ha sido declarada en peligro de extinción debido a que en la década de 1980 su población se redujo en más del 70%. Para el 2004 se contaron tan solo 1500 individuos, pero este no es un problema exclusivo del archipiélago.
A nivel mundial, el fenómeno de El Niño ha mermado la cantidad de peces gregarios que los ayudan a mantener los niveles de nutrientes necesarios para vivir, algo que altera sus ciclos de reproducción.
Pero también se enfrentan a los depredadores como gatos y perros, los problemas de contaminación, el contagio de malaria por mosquitos y la pesca secundaria.
Ante esta emergencia, universidades y científicos se han unido desde el año 2010 para construir nidos en las islas principales donde se encuentran las colonias de pingüinos, mismos que se mantienen bajo vigilancia y monitoreo en lapsos de tres años para evaluar si los nidos que han sido construidos de materiales naturales, ayudan a la reproducción y crianza de una nueva generación de esta especie, sobre todo si cuentan con el alimento suficiente para ello.
Por otro lado, se sigue estudiando la manera de aminorar las consecuencias del fenómeno de El Niño para que así puedan superar los cambios que llegan con él. Otra forma de ayudarlos fue abrir espacio a voluntarios que deseen ayudar con esta ardua labor y permitir a la sociedad civil involucrarse en la conservación esta especie.
El pingüino de Galápagos, no deja de sorprender a propios y extraños, representando el lado más amigable de las islas.
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